jueves, 25 de agosto de 2011

Internet para moldear nuestro cerebro

Hace algunos días tuve la oportunidad de leer un fragmento del libro “Superficiales” de Nicholas Carr, un escritor norteamericano que considera a la tecnología como una de sus pasiones. Pues bien en dicha obra Carr se detiene a reflexionar acerca del efecto que producen sobre  nosotros el uso constante de diversos recursos tecnológico, entre ellos: Internet. Así es, siempre es internet…

Lo interesante de Carr es que no nos muestra la misma cara de análisis sobre internet que hemos escuchado más de una vez, como los contenidos, la calidad de la información, etcétera, sino que propone algo distinto, algo que personalmente no me había puesto a reflexionar pero sí había notado: el cambio de conducta que involuntariamente tenemos al apegarnos a las nuevas herramientas tecnológicas (entiéndase  Google, Messenger, Wikipedia, dispositivos móviles y más). 

Carr mismo reconoce que no ha descubierto el hilo negro de ninguna cosa, el crédito se lo da al genio Marshall McLuhan en sus teorías sobre “El medio es el mensaje”, lo cual es genial si tomamos en cuenta que el buen McLuhan murió sin poder conocer la era de las computadoras e internet. Antes de irse, McLuhan ya sabían muy bien el impacto que tenían los medios de comunicación sobre nuestra forma de actuar y pensar, descubrió que esa tendencia se manisfestaba cada vez que un nuevo medio surgía y nos mostraba esas innovadoras formas de presentarnos los contenidos.

Marshall McLuhan y Nicholas Carr

Pero bien ¿a qué nos referimos con eso de que la tecnología cambia nuestra conducta? Básicamente Carr describe esto como una modificación en el proceso de comunicación en nuestras neuronas, donde se crean nuevos canales, nuevos caminos que le permiten a nuestro cerebro adaptarse a las nuevas formas con las que interactuamos con la información. Sin embargo, Carr afirma (con todo y pruebas) que en este procedimiento el hombre pierde algo muy importante, y es lo que conocemos como capacidad de concentración.

Para comprobar lo anterior, Nicholas Carr narra la experiencia que ha tenido él y sus amigos (grandes intelectuales por cierto), en donde gradualmente han ido perdiendo el hábito de la lectura conforme se han adentrado al mundo de internet. Según ellos, les resulta cada vez más difícil concentrase en un texto de larga extensión como un libro o artículo, pues ya se han acostumbrado a buscar solo la información que consideran necesaria en la web. Viniendo de escritores y profesores, estas declaraciones podrían parecer “demasiado fuertes” por su naturaleza misma, pero es aquí donde me gustaría preguntarles: ¿acaso a ustedes no les ha pasado algo similar?

Y no me refiero tanto a si cambiaron los libros por Wikipedia o cualquier fuente de información electrónica, sino a que si perdieron esa costumbre de leer grandes cantidades de texto para mejor enfocarse solo a la selección de información “necesaria” para descartar todo lo demás. Pero esto inevitablemente también nos puede llevar a otra pregunta un poco incomoda que es: ¿de verdad todos leemos artículos súper extensos o libros cada vez que necesitamos informarnos sobre algo?

Me atrevo a decir que no siempre es así, pues he sido testigo (hasta de mi mismo) que tanto en textos tangibles como digitales tendemos a ir directamente a lo que necesitamos, las impresoras y sobre todo fotocopiadoras lo sabrán mejor que yo. Aunque viéndolo bien esto me parece lógico hasta cierto punto, ya que el profundizar en la información e ir más allá requiere de tiempo, y necesitaríamos demasiado para concentrarnos de manera profunda en cada tema que nos dispongamos a conocer.

Pero si llevamos ese requerimiento de concentración a otro tipo de textos (novelas, cuentos, ensayos, etc.) o actividades como el ver una película, podremos darnos cuenta de cómo cambia todo, pues ahí si es una necesidad consumir el productor en su totalidad, es hasta una exigencia por parte de nosotros. Entonces ¿qué es lo que propone Nicholas Carr apoyado en Marshall McLuchan con respecto a las ideas de que internet está transformando nuestra conducta, manera de pensar y actuar? Al parecer algo que va más allá de leer mucho o poco, en libros o en la red, y es la transición del proceso lineal de pensamiento hacia uno no lineal. Nuestro cerebro ha entendido que para comprender algo no es necesario ir del punto A al B para seguir con el C, sino que es posible elegir libremente a dónde ir.

El proceso no lineal de pensamiento es casi imperceptible para las nuevas generaciones, pues hemos nacido acompañados de la tecnología, pero en alguien como Nicholas Carr, que vio el surgimiento de las computadoras personales, las conexiones entre estas y posteriormente el de la “red de redes” y además tuvo que ir adaptando sus actividades a cada uno, resulta comprensible la perdida de hábitos que antes parecían dominados, pero que para bien o para mal cada vez se necesitan menos en una sociedad llena de tecnología e información.

En fin, eso es lo que por ahora les puedo contar, después de todo solo leí un fragmento del libro...

Si desean conocer más al respecto pueden visitar: